Mi - limitada - experiencia con dobles son los 3500 km con mi FuelEX8 (FoxRP2 120mm), unos pocos kilómetros con un FoxRP2 100mm y una vueltita con el nuevo Fox RP3 DRCV 120mm (Kashima, Boost valve y prepara garrapiñada si lo das vuelta) y la conclusión a la que llego siempre es la misma:
1. Son cómodas que dan miedo.
2. Te hacen sentir que podés pasarle por arriba a cualquier cosa (que puede ser un peligro si uno se lo cree).
3. No hay forma de bloquear completamente el amortiguador trasero como si se puede hacer con el delantero; si el golpe que recibe el tren trasero es lo suficientemente grande, el amortiguador responde. En el pavimento se nota relativamente poco.
4. Siempre roban un porcentaje del esfuerzo en el pedaleo. Obviamente se nota más trepando (parado en los pedales es hasta molesto), pero si el trillo es más o menos técnico, se compensa por la velocidad adicional que uno logra al absorber las imperfecciones del terreno.
5. Bajando rápido son un placer (aunque vuelvo al punto 2...)
6. Son relativamente más pesadas que las rígidas, pero se puede compensar un poco entrenando más o afinando el peso propio. El mantenimiento de la suspensión trasera no es ni más ni menos complicado que el de la horquilla, hay que ser prolijo, darse maña y cuidar la plata que uno gastó.
En el mundo ideal tendría una hardtail 29, un par de dobles (no me puedo decidir entre 120 y 150mm), una rutera carbonatada italiana de esas que uno las quiere poner de adorno en el living y una Bicicheta para hacer los mandados y no me duela que me la afanen